El niño, de cuatro años, llegó de urgencia al hospital madrileño de La Paz desde el de Cruces, en Bilbao. Necesitaba un trasplante de cinco órganos. Ayer su cuerpo empezó a funcionar por sí solo
«Los niños están predestinados para tirar hacia delante». Santiago Yus está esperanzado. Contento. Es el coordinador de Trasplantes del Hospital La Paz, de Madrid. Anoche le pillamos de guardia en el Servicio de Medicina Intensiva. Su cautelosa alegría se debe a la buena evolución de Ibai Uriarte Costales, el niño vizcaíno de 4 años que ingresó hace siete días, más muerto que vivo. Venía del hospital de Cruces, en estado muy grave y con el código de «Urgencia cero»: necesitaba trasplantes de estómago, duodeno, páncreas, hígado e intestino. Ibai mejora. Ayer salió de la lista de trasplantes: sus vísceras empezaron a funcionar.
La historia de este chaval es espeluznante. En el vientre de su madre se gestaron dos embriones. Uno no llegó a desarrollarse. Ibai sí pero, algo casi inédito, ese «gemelo parásito» se pegó a él y le ha acompañado en su abdomen durante sus cuatro años de vida. En noviembre, en una consulta rutinaria se detectó un «bulto» raro. La familia se temió lo peor. Nadie pensó que se trataba del «gemelo parásito». Pero había que operar.
Allí, en el hospital bilbaíno de Cruces, Ibai entró en quirófano. La intervención era complicada. Nadie lo discute. Pero algo salió mal. Se había producido un accidente quirúrgico en dos arterias. Primera, la celíaca, que suministra sangre a esófago, estómago, duodeno, bazo, páncreas, hígado y vesícula biliar; segunda, la mesentérica, que abastece el intestino delgado y el colon derecho.
Índice de supervivencia
Los ánimos de la familia se vinieron abajo ante este panorama. En Cruces deciden trasladar a Ibai al hospital madrileño de La Paz, de referencia ante casos tan extremos como éste. De camino a Madrid, los padres del niño, Javier y Susana, ya saben que su hijo va a necesitar un trasplante múltiple. El tiempo corría en contra del crío porque, según los expertos, el índice de supervivencia es muy bajo.
Los padres, ya en Madrid, se lanzan —es lógico y humano— a pedir donantes para su hijo. Desconocían que los trasplantes han de seguir un protocolo. «El de Ibai —explica el doctor Yus— era multivisceral porque habían fracasado esos órganos». Los siete días en La Paz y las ganas de vivir del niño han hecho que saliera ayer de la lista de trasplantes, de la «urgencia cero». De momento, no los necesita. Sus órganos reaccionan y empiezan a cubrir los marcadores de vida.
«Esa es la primera buena noticia. La segunda que nos gustaría dar es que Ibai ha sale de la UCI y que no necesita monitorización y vigilancia continua. En esas estamos», decía anoche el doctor Yus, que nos repite machaconamente: «Sigue habiendo niños que necesitan un traslante y sin donantes nada es posible».
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