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12 dic 2010
un hombre roba 17 dientes de oro a los muertos de un cementerio ....pasote
Un hombre que trabaja en un cementerio del área metropolitana de Barcelona ha sido detenido por los Mossos d"Esquadra por haberse apropiado indebidamente de 17 piezas dentales de oro procedentes de cuerpos que estaban depositados en un osario común y por las que obtuvo unos 2.000 euros de beneficio. Según la Policía autonómica, al hombre, de 39 años y vecino de Barcelona, se le atribuye un delito contra la libertad de conciencia, los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos, así como 17 faltas contra el patrimonio por la presunta apropiación indebida de las piezas dentales de los fallecidos. El detenido conseguía las piezas dentales de oro de un osario común al que son trasladados los restos de los féretros una vez que se agota el plazo de concesión del nicho y la familia renuncia expresamente a renovarlo y no manifiesta la voluntad de mover los despojos a otro lugar. Los Mossos no han especificado de qué cementerio catalán se trata.
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La historia del país más pequeño del mundo
sacado de ABC NOTICIAS
Se llama Sealand y es una de las micronaciones más peculiares del mundo
Según la legislación internacional, un un estado nación se caracteriza por tener un territorio claramente definido, una población constante, si bien no fija, y un gobierno. Y esto es precisamente lo que consiguió a finales de los sesenta el inglés Roy Bates, militar retirado del ejército británico que tenía la intención de crear una radio pirata. Tras ser declarado culpable de violar la ley de radiodifusión nacional, Bates, que también había sido pescador, trató de buscar su objetivo en ultramar, fuera de los límites jurisdiccionales de su país.
Así es como llegó a la torre Roughs, una de las fortalezas Marinas Maunsell construídas por el Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial para defender la zona del estuario del río Támesis de los ataques nazis y abandonada desde entonces. Concretamente la plataforma está situada en el mar del Norte, a unos diez kilómetros de la costa de Suffolk (aguas internacionales) y nuestro protagonista no tardó en ocuparla reclamando su soberanía en base a una interpretación personal del derecho internacional.
Ya con el proyecto de radio pirata medio olvidado y asesorado por sus abogados, que no encontraron problemas para la autosoberanía de aquel territorio, Roy no tardó en rotular el nombre de su nuevo país en letras bien visibles: SEALAND, que a partir de entonces se convertía en un principado del que sería Príncipe, nombrando también a su esposa, Princesa de Sealand. Tampoco tardaría mucho en definir una bandera y escudo con el inspirador lema "E mare libertas" (Desde el mar, libres).
Golpe de estado
Desde entonces Sealand ha mantenido diversos incidentes y conflictos diplomáticos como el ocurrido en 1968 cuando un barco que trataba de aproximarse fue expulsado a tiros por el hijo de Roy. Las autoridades británicas juzgaron a la familia por posesión de armas pero la declararon inocente al no poder aplicarse las leyes del país en este territorio. El soberano continuó con su obsesión personal imprimiendo los primeros sellos, redactando su propia constitución y hasta emitiendo sus propios visados. Precisamente, uno de los primeros "extranjeros" que consiguieron adoptar la nacionalidad "sealandesa" fue el empresario alemán Alexander Achembach, que aprovechó uno de los viajes del príncipe, para dar un golpe de estado, tomando como prisionero al hijo del soberano y proclamándose "primer ministro".
Con este argumento tan peliculero, ya se pueden imaginar cual sería el movimiento de Roy Bate, organizó un operativo armado y usando un helicóptero de asalto retomó su fortaleza, manteniendo a sus invesares cautivos y declarándolos prisioneros de guerra. Poco después los liberaría para no crear "ningún conflicto internacional". Así de rocambolesca es la historia de esta micronación, que se usa como caso de estudio para conocer la forma en la que los principios de derecho internacional se pueden aplicar a un territorio en disputa.
Actualmente, Sealand se encuentra en venta.
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El milagro del pequeño Ibai
El niño, de cuatro años, llegó de urgencia al hospital madrileño de La Paz desde el de Cruces, en Bilbao. Necesitaba un trasplante de cinco órganos. Ayer su cuerpo empezó a funcionar por sí solo
«Los niños están predestinados para tirar hacia delante». Santiago Yus está esperanzado. Contento. Es el coordinador de Trasplantes del Hospital La Paz, de Madrid. Anoche le pillamos de guardia en el Servicio de Medicina Intensiva. Su cautelosa alegría se debe a la buena evolución de Ibai Uriarte Costales, el niño vizcaíno de 4 años que ingresó hace siete días, más muerto que vivo. Venía del hospital de Cruces, en estado muy grave y con el código de «Urgencia cero»: necesitaba trasplantes de estómago, duodeno, páncreas, hígado e intestino. Ibai mejora. Ayer salió de la lista de trasplantes: sus vísceras empezaron a funcionar.
La historia de este chaval es espeluznante. En el vientre de su madre se gestaron dos embriones. Uno no llegó a desarrollarse. Ibai sí pero, algo casi inédito, ese «gemelo parásito» se pegó a él y le ha acompañado en su abdomen durante sus cuatro años de vida. En noviembre, en una consulta rutinaria se detectó un «bulto» raro. La familia se temió lo peor. Nadie pensó que se trataba del «gemelo parásito». Pero había que operar.
Allí, en el hospital bilbaíno de Cruces, Ibai entró en quirófano. La intervención era complicada. Nadie lo discute. Pero algo salió mal. Se había producido un accidente quirúrgico en dos arterias. Primera, la celíaca, que suministra sangre a esófago, estómago, duodeno, bazo, páncreas, hígado y vesícula biliar; segunda, la mesentérica, que abastece el intestino delgado y el colon derecho.
Índice de supervivencia
Los ánimos de la familia se vinieron abajo ante este panorama. En Cruces deciden trasladar a Ibai al hospital madrileño de La Paz, de referencia ante casos tan extremos como éste. De camino a Madrid, los padres del niño, Javier y Susana, ya saben que su hijo va a necesitar un trasplante múltiple. El tiempo corría en contra del crío porque, según los expertos, el índice de supervivencia es muy bajo.
Los padres, ya en Madrid, se lanzan —es lógico y humano— a pedir donantes para su hijo. Desconocían que los trasplantes han de seguir un protocolo. «El de Ibai —explica el doctor Yus— era multivisceral porque habían fracasado esos órganos». Los siete días en La Paz y las ganas de vivir del niño han hecho que saliera ayer de la lista de trasplantes, de la «urgencia cero». De momento, no los necesita. Sus órganos reaccionan y empiezan a cubrir los marcadores de vida.
«Esa es la primera buena noticia. La segunda que nos gustaría dar es que Ibai ha sale de la UCI y que no necesita monitorización y vigilancia continua. En esas estamos», decía anoche el doctor Yus, que nos repite machaconamente: «Sigue habiendo niños que necesitan un traslante y sin donantes nada es posible».
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