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6 jul 2010

Investigación en una Granja de Pieles


Horrorosa Crueldad en una Granja de Chinchillas en California
Lee acerca del caso que resultó en cargos de crueldad contra un granjero de California que fue captado cuando electrocutaba a chinchillas conectándoles alambres en sus genitales.

Electrocución de Genitales: Una Verdadera Historia de Horror En filas y filas de pequeñas jaulas de alambre entrelazado, de cuatro jaulas de altura y como 25 por largo, chinchillas fijan su vista a través de los alambres, hay una percha con pieles que cuelgan en una pared distante, y excepto por la radio que toca suavemente en la esquina del cuarto, se escucha el silencio de una morgue. Esa es la escena que dos investigadores de PETA encontraron en una apartada granja de pieles de un apacible pueblo cubierto de nieve en Michigan. El Departamento de Investigaciones de PETA envió dos equipos de investigación clandestina a “granjas” de pieles en cinco estados. Nuestros investigadores no sólo fueron testigos de como viven los animales, sino también de como mueren en el sórdido mundo de los criaderos de pieles. Un método de matanza que documentaron nunca se había dado a conocer al público: la electrocución de genitales.

Pequeños Animales, Grandes Sufrimientos

Durante la electrocución de genitales, el verdugo coloca una de las pinzas tipo cocodrilo en una oreja del animal y la otra en su labia, y enciende el interruptor o conecta los alambres a un enchufe que envía una descarga eléctrica a través de su piel y a lo largo de su cuerpo. El animal de repente se estira y queda rígido. Pero según la bióloga Leslie Gerstenfeld-Press, la corriente eléctrica le para el corazón pero no lo mata: En muchos casos el animal sigue consciente. La corriente eléctrica causa un insoportable dolor muscular, y es un agente paralizador que no permite a la víctima gritar o luchar. Un criador de chinchillas que usa la electrocución de genitales le dijo a nuestros investigadores, que deja las pinzas conectadas “por uno a dos minutos” para asegurarse de que el corazón no volverá a latir, pero que algunas veces el animal revive y los que lo hacen se acuerdan del dolor. En presencia de nuestros investigadores, un granjero desenchufó al animal, escucho para saber si dejó de latir y dijo, “no, sigue latiendo”, y conectó los alambres de nuevo por otros 30 segundos.

No los Matan Suavemente

Como dijo un granjero, “algunas veces te toca uno que lucha contigo”. Las chinchillas, como todos los animales, no se van sin protestar, a pesar de que no hacen ruido mientras esperan—y sujetadas patas arriba, el granjero le conecta las pinzas—sus bigotes y bocas tiemblan sin cesar hasta que la descarga eléctrica congela todo movimiento. Para beneficio de nuestros investigadores, el granjero colocó el cuerpo del animal sobre una mesa, aunque normalmente, dijo él, sólo lo dejaría colgado de la cola por una pinza.

Para los animales pequeños, “romper” o “estallar” el cuello es fácil y barato. El dueño de una granja que PETA visitó agarra el cuello de la chinchilla con los dedos de una mano, y la parte inferior de cuerpo con la otra mano y estira la vértebra del animal hasta que sale de su glena, lo que rompe el cuello. Romper el cuello sólo dura un segundo, pero durante “cerca de 5 minutos” después, el animal se sacude y tiembla espasmódicamente. Con la dislocación cervical, el animal puede tardar 2 minutos hasta quedar muerto. Mientras tanto, como lo muestra el video de nuestro investigador, el animal patalea y lucha.

Ninguna ley federal se aplica a la matanza de animales que son criados por su piel. Los métodos de matanza varían de una compañía a otra, pero todos hacen hincapié en su preocupación por la piel, no por el animal. Se requieren al menos 100 pieles de chinchilla para hacer un abrigo largo.

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